
Cuando somos perseguidos experimentamos un
sufrimiento muy profundo, especialmente cuando aquellos que se oponen a
nosotros son nuestros seres más queridos: familia, amigos, pareja, y esto trae
mucho dolor al corazón. Nos decepcionamos, al igual que David quien expresó el
dolor de la traición cuando dijo: “No es
un enemigo el que me hostiga, eso podría soportarlo. No son mis adversarios los
que me insultan con tanta arrogancia, de ellos habría podido esconderme. En
cambio eres tú, mi par, mi compañero y amigo íntimo. ¡Cuánto compañerismo
disfrutábamos cuando caminábamos juntos hacia la casa de Dios! (Salmos 55:
12-14).
Entonces, ¿qué hacer en estos casos para vivir
una vida cristiana conforme a lo dicho en las Escrituras?
Vestidos con la
armadura. Lo
primero es entender que nuestra fe en Jesús va a traer oposición, y que esa
oposición va a comenzar en nuestro entorno más cercano luego debemos estar
preparados para afrontar esta prueba y salir victoriosos de ella. Para entender
por qué se presenta la persecución es necesario tener conciencia de que estamos
en un mundo natural que está gobernado bajo el mundo espiritual, y que por
causa del pecado y la desobediencia del hombre, ese mundo espiritual está
regido por huestes de maldad, principados y potestades, como lo describe Pablo
en la carta a los Efesios. Y ante esto, la única opción es seguir el consejo de
mantenernos firmes con toda la armadura de Dios (Efesios 6:12-17).
Permanecer en oración. En segundo lugar, es importante
permanecer en una actitud de oración, no solo clamando a Dios para que nos dé
fortaleza para afrontar la persecución o la oposición sino que también debemos
orar por aquellos que nos persiguen, siguiendo la instrucción dada por Jesús en
Mateo 5: 43-48, donde nos invita a
orar por nuestros enemigos pues de esa manera estaremos actuando como verdaderos
hijos de Dios, y tengamos en cuenta que Jesús nos exhorta a ser perfectos como
nuestro Padre es perfecto. Esto no significa que está mal clamar a Dios como lo
hizo David para que lo librara de sus enemigos, por el contrario, nuestro Padre
desea que seamos honestos y transparentes en mostrarle a Él nuestras emociones,
Él es el único en quien podemos confiar, abramos nuestro corazón y clamemos por
misericordia no solo para con nosotros, sino también para nuestros opositores, teniendo
presente que si bien podemos acercarnos confiadamente al trono de gracia de
Dios, no podemos perder de vista su santidad y soberanía.
Mantener una actitud
humilde. En tercer
lugar es importante también saber que Dios permite todas las cosas en nuestra
vida para nuestro bien, Él quiere formar en nosotros el carácter de Cristo, y
la persecución o la oposición nos obliga a mantener una actitud de humildad y
servicio hacia quienes nos persiguen, tal como hizo Jesús cuando estuvo entre
nosotros. Él sabía que Judas lo traicionaría y que Pedro lo negaría, sin
embargo, no los apartó de su grupo sino que les sirvió enseñándoles a ser como
Él, y perdonó a Pedro y lo restauró, convirtiéndolo en uno de los pilares del
cristianismo. Nosotros desconocemos lo que el Señor puede hacer en las vidas de
aquellos que nos persiguen; personalmente he conocido a individuos que pasaron
de ser perseguidores y luego de aceptar a Cristo fueron perseguidos, y no estoy
refiriéndome al apóstol Pablo, aunque él es un gran ejemplo, sé que hoy día hay
muchos cristianos que antes de serlo se opusieron a la iglesia y a la
predicación del evangelio, pero la actitud amorosa que aquellos a quienes
perseguían les mostraron, generaron una transformación en sus vidas.
Esto debe animarnos a seguir firmes en nuestra
fe, una fe que es dada a conocer por sus frutos. También se nos ordena vivir
por el espíritu y no satisfacer los deseos de nuestra naturaleza pecaminosa,
por lo tanto debemos mostrar amor,
alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control
propio. Gálatas 5:22.
Confiar en la Promesa. Por último, debemos tener presente
la promesa dada por Jesús en el Sermón del Monte, “Dios bendice a los que son perseguidos por hacer lo correcto, porque
el reino del cielo les pertenece. Dios los bendice a ustedes cuando la gente
les hace burlas y los persigue y miente acerca de ustedes y dice toda clase de
cosas malas en su contra porque son mis seguidores. ¡Alégrense! ¡Estén
contentos, porque les espera una gran recompensa en el cielo! Y recuerden que
los antiguos profetas los persiguieron de la misma manera”. Mateo 5:10 -12.
Saber que obtendremos de Él una recompensa es
motivo suficiente para descansar en Su Palabra, mientras esperamos su gloriosa
venida.
Lía Salome.
Coordinadora Iglesia Perseguida.
RevolutionTime Missionary.
www.MisionesRevolutionTime.blogspot.com